viernes, 20 de mayo de 2011

CONVERSACION ALREDEDOR DEL PARQUE

Nos informan que nuestro Parque y su monumento se encuentran en evidente situación de deterioro. Decidimos entonces evocarlo, saludando la simpatía de su mensaje que aún perdura y formulando votos de esperanza en espera de su necesaria atención.

El Parque Pino -por si lo hemos olvidado- no es un albergue circunstancial. Como todos los parques del mundo, el nuestro, constituye depositario de años transcurridos y continente vibratorio de una extensa página de convivencia ciudadana.

El monumento a uno de los héroes de la guerra del 79, doctor Manuel Pino, soldado siendo Presidente de la Corte Superior de Justicia, no solo es un reconocimiento. Es mucho más. Ambos, el Parque y su monumento forman trilogía con el Colegio Nacional de San Carlos y la Basílica de la Mamita Candelaria, esfuerzo demostrativo para propios y extraños de un simbolismo pocas veces conceptualizado.

Si el Parque Pino y su monumento se encuentran afectados en su equilibrio; descuidados en su brillo y despojados de sus contenidos de expansión, de juventud... es porque, tal vez, dejaron de significar "algo" en el afecto ciudadano.

Hubo un tiempo intenso y emotivo en el cual nuestros compañeros jugaban en las áreas verdes del Parque: troyas trazadas en el suelo húmedo con el índice de la mano derecha; competencia de bolitas chillas, tirallos, bolas virucas, china de diez o de veinte cañicas; ñocos y también villas. Fervor y disputas en los resultados, el juego se interrumpía con la presencia del policía de turno, su vozarrón y su palo.

Cuántos encuentros furtivos alrededor de su convocatoria de silencio; cuántos de meditación mirando al cielo. Incontables los alfajores de penco encrestados con una porción de helado de barquillo.

Los "aguaceritos" del Círculo Unión Puno y su pandilla carnavalera de viernes y domingo, entrelazaban espíritu y alegría en rueda de pañuelos: cien parejas puneñas bailando alrededor del Parque. Noche estelar sin lluvia. Luna llena.

No olvidemos al Parque Pino. Continuemos honrando a nuestro héroe. Demostremos sensibilidad con su mensaje y reconozcamos que también somos capaces de reaccionar ante el clamor de un tiempo transcurrido que subyace en la alegría popular, hoy escondida en cada uno de los pliegues del Parque y su monumento.

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