domingo, 28 de junio de 2015

LA MÚSICA DEL SIKURI MAÑAZO

El conjunto  Sikuris del Barrio Mañazo en Puno (Perú) ostenta el Título de Patrimonio Cultural de la Nación. Título actualizado en términos de exaltación al quehacer colectivo de aquella comunidad de personas en permanente adhesión con sus costumbres, anhelos, devociones. Oportunidad sensible dirigida a la juventud universitaria del entorno para incrementar acciones que permitan difundir el universo secreto de los años transcurridos.

De mano con la música creada para sensibilizar la convivencia social del pueblo lacustre del Titicaca, los sikuris del Mañazo aprendieron a expandir por los aires altiplánicos del Perú, un rango de tonalidad como Oración plegaria, devoción a la fiesta de febrero y convocatoria al pueblo a compartir la alegría y el mensaje de sus creaciones.

El trabajador mañazo, adherido a la tarea de comercio itinerante y visitador de ferias y pueblos jamás olvidó la presencia de su instrumento de viento depositado en el bolsillo interior izquierdo, para ensayar sus creaciones o reafirmar las novedades de las recientemente aprendidas.

Llegada la estación de ensayos para la fiesta de febrero, los músicos se reunían para intercambiar experiencias melódicas y de ellas brotaba un cancionero de sensibilidad artístico musical, pensando en cada lugar y oportunidad de participación: desde el alba en el cerrito de Huajsapata hasta el saludo a las vísperas y sus alferados. Ocupando el frontis de la iglesia dedicada a la Mamita Candelaria como escenario, abrigados con ponchos y chalinas, los mañazos interpretaban su música durante cuatro horas compartidas, entre la admiración de su pueblo y la devoción por la festividad.

Después vendrían marchas acompañando la procesión por calles de la ciudad, visitas y regocijos hasta el día final de los kacharparis. En todo ese recorrido una mancha compacta de público seguía los pasos del Conjunto. Donde fuera, ahí estaba la juventud, los trabajadores y amigos del Mañazo. Por qué aquel seguimiento?

Por el impacto singular de aquella música, expresión de tonadas difundidas para alegrar la vida y atenuar las incomodidades: nuestro pueblo, sus barrios, su gente buscaban oportunidad de acercamiento para aprender aquella sinfonía que, finalizada la fiesta, se convertía en el silbo que acompaña la labor del artesano, el susurro de mujeres y varones del campo, y la repetición a cargo de la bohemia puneña. Y cuándo no, también para proponer estudios y teorías de diferente connotación.

La música antigua del conjunto Sikuris del Barrio Mañazo es la que hoy inspira a este servidor los términos de un recuerdo imborrable. Aquel nivel melódico alcanzado por el conjunto constituye, sin duda, uno de los principales elementos de identificación con nuestra colectividad. Y esa música es la que necesita ser estudiada y promovida. La juventud del entorno barrial tiene el encargo recibido.

De aquellos tiempos de nuestra juventud inquieta guardamos aún dos tonadas, dos melodías, dos sikureadas del conjunto del Barrio Mañazo. Con ellas a veces iniciamos el despertar del día, muy cerca al Alba, en oración personal dirigida al Inti jalsu.

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